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EL SEÑOR CABELLOS DE FUEGO II
La segunda parte de la más extraña trilogía de la literatura fantástica, publicada por entregas.
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Entradas por tag: preludio
01 de Septiembre, 2010    General

VII

VII: SOBRE VINDSBORG Y SU DOTACIÓN


      La guerra contra los Wurms, al principio, pareció a los Caballeros del Viento Negro la oportunidad que tanto esperaban para demostrar su valía y desmentir ciertas acusaciones en su contra. Más allá de que luego se acobardaran, acudieron a la convocatoria con optimismo y presunción. Esta fue también la actitud de Balduino, en especial cuando se lo nombró comandante de un punto especialmente vulnerable de Andrusia Oriental, Freyrstrande. Hacia allí fue acompañado sólo por Anders de Onfahlster, su escudero, a quien maltrataba verbalmente y a quien concedía pocos respiros, y que lo admiraba en silencio, pero que también le profesaba inevitable aversión. No sólo ninguno de los dos sabía cómo era el sitio adonde iban, sino que el mismo Gran maestre Thorstein Eyjolvson ignoraba cabalmente ese punto.

      Freyrstrande era una desolada playa del Condado de Thorhavok, por ese entonces gobernado por un señor llamado Arn. Este, Caballero de la Doble Rosa, descreía de la realidad de los Wurms, los que, por ahora, se mantenían lejos de sus dominios; por lo que no se había tomado la molestia de organizar  una eventual defensa contra ellos. Pero Diego de Cernes Mortes, cuando aún vivía, le había notificado que al menos tendría que aceptar en Freyrstrande la presencia de un Caballero del Viento Negro en previsión de posibles arribos de los Wurms. Arn no podía desobedecer abiertamente a su Gran Maestre, pero tanto él como su vasallo Einar Einarson, comprometidos de palabra a colaborar con el advenedizo que les fuera enviado, resolvieron complicar a éste las cosas tanto como pudieran, ya que lo veían como una amenaza en potencia. Fue así que, al llegar a Freyrstrande, Balduino se encontró con varias sorpresas desagradables, la primera de las cuales tenía que ver con el castillo que supuestamente sería su comandancia, Vindsborg. Este no ha sobrevivido, pero basándose en descripciones preservadas en las Freyrstrandeskroniks de Hansi Friedrikson, tres investigaciones independientes (a cargo de Thorbjorn Friedrikson, curador del Museo Histórico de Helmberg; Edward Stephenson, historiador, y Fernando Tellis Verrazano, arqueólogo) han llegado a la conclusión de que más que de un castillo medieval debía tratarse de una tosca construcción defensiva de la tardía Edad de Bronce andrusiana; con lo que su antigüedad habría oscilado entre los años 500 A.C. y 300 E.C., aproximadamente. Es decir, que se trataba de una vetustez y una ruina. La dotación de Vindsborg, sin duda, le había hecho algunas mejoras; pero esa dotación era otro problema para Balduino, ya que la integraban dos veteranos de guerra, ancianos y mutilados, y trece presidiarios procedentes de las mazmorras de Kvissensborg, señorío de Einar, vasallo del Conde Arn. Al ir a presentar sus quejas al respecto, Balduino terminó apaleado por los hombres de Einar y, al volver maltrecho a Vindsborg, su vapuleado escudero Anders atendió sus heridas sin decir palabra. Para Balduino fue una durísima lección de humildad, y a partir de allí trató de que Anders le perdonara sus anteriores cuatro años de vejaciones verbales. No fue fácil, porque el joven escudero le guardaba mucho rencor, y allí, en Freyrstrande, podía exhibirlo impunemente. Pero la verdad era que los dos se necesitaban uno al otro, porque habían ido a parar a un sitio agreste, desolado y frío, y los rodeaban sobre todo malhechores de dudosa lealtad; de modo que, para empezar, hicieron una alianza de circunstancias.

      Algunos de los mencionados malhechores habían esquivado la horca comprando sus vidas con oro o por puro milagro, y en la primera de estas situaciones se hallaba el grupo de los presos fuertes: siete temibles piratas Kveisung liderados por Ulvgang Urlson, Sundeneschrackt, el mismo que tanta celebridad ganara como azote del Mar de Nerdel y de los puertos de Andrusia más de una década atrás. Balduino comprendió que, para ganarse a ese grupo (lo que equivalía a tener control sobre los trece) debía ganarse primero al propio Ulvgang, cosa que logró prometiéndole obtener de algún modo la liberación de su hijo Tarian, de veintidós años, quien junto con otros dos Kveisunger habíka quedado de rehén en las mazmorras de Kvissensborg, donde era cruelmente maltratado por sus carceleros,

      Completaban el grupo de presidiarios dos salteadores, un secuestrador, un hombre que había asesinado a su mujer, otro acusado de v iolar y matar a una niña pero de quien se probó luego que era inocente, y un individuo harto desagradable y enigmático que se hacía llamar Adam Thorsteinson, pero que sin duda no se llamaba así. Estaba acusado de tráfico y consumo de Sales de las Brujas, precedente del narcotráfico de hoy en día, y en esa actividad había traicionado a gente muy poderosa que le daría horrendo fin si lo encontraba. Lo curioso era que algunos detalles indicaban que aquel individuo cínico, desgarbado y de algún modo maligno, había militado en las huestes del Viento Negro en la época del Monte Desolación, aunque él nunca lo admitió. Cómo podía haber pasado a ser, de un Caballero idealista aunque clandestino, a secuaz activo aunque inepto de la Mafia de la época, resultaba incomprensible.

      Un poco para mantener ocupada a toda esta gente y otro poco porque él mismo necesitaba distraer su mente de la sensación de fracaso que lo embargaba, Balduino proyectó diversas medidas defensivas que luego llevó a la práctica con ayuda de su singular tropa. No obstante, los Wurms estaban lejos, y para sus adentros Balduino mismo consideraba risible la posibilidad de que se acercaran a Freyrstrande. Sin embargo, en una fecha imprecisa de ese mismo año, el navío Valhöll, procedente de Kaldern, zozobró en las proximidades de Freyrstrande. La hombruna princesa Ursula, única sobreviviente conocida, fue rescatada por Balduino, y decidió quedarse en Vindsborg ya que, al parecer, se sentía más a gusto allí que en la corte de su país. En diciembre de ese año, según Hansi Friedrikson, Balduino se enteró por boca de la propia Ursula de que, si bien el Valhöll se había hundido durante una tempestad, previamente había sido atacado por un Thröllwurm. Al parecer se trataba de un solitario explorador enviado por sus amos a investigar, pero Balduino reaccionó con alarma y espanto, decidiendo que era menester acelerar los trabajos.

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publicado por ekeledudu a las 15:29 · Sin comentarios  ·  Recomendar
 
01 de Septiembre, 2010    General

VI

VI: ACERCA DE BALDUINO DE RABENLAND


      A la sombra de estas historias empezaba a gestarse otra, la del joven que infligiría a los Wurms su más vergonzosa derrota. Se llamaba Balduino de Rabenland, pero pasaría a la Historia como Balduino Cabellos de Fuego, y militaba en las filas del Viento Negro; era, por lo tanto, uno de los advenedizos. Al inicio de la guerra sentía cierto respeto por el hombre que lo había entrenado, Benjamin Ben Jakob, y por tres o cuatro personas más a las que no conocía en persona, pero de las que había oído hablar como de auténticas leyendas vivientes. Además recordaba a veces, con una inquietud que llegó a compartir con muy pocos, las complejas y desconcertantes emociones que lo habían asaltado al enfrentarse en combate singular a Miguel de Orimor, el Toro Bramador de Vultalia, a quien había vencido. Por los demás sentía sólo olímpico desdén, hecho que lo hacía unánimemente detestado. No obstante, un aval incuestionable lo certificaba como buena persona, el de los animales, a los que amaba y que le retribuían ese amor con creces. Nadie entendía qué misterioso nexo parecía unirlo a ellos. Svartwulk, su soberbio corcel de guerra, no dejaba que nadie sino él lo montara, ni se sometía a cuidados que no vinieran de su amo.

      Se sabía muy poco de Balduino, no más de lo que él contaba de sí mismo, y que era una historia cierta en los hechos esenciales pero, según se supo luego, deformada por el autoengaño. Siendo el menor de los once hijos del Duque Eduardo de Rabenland, había dejado su hogar a los trece años, tras una agria disputa con su padre, quien sin consultarlo lo había prometido en matrimonio, como parte de su juego de alianzas políticas, a una joven de la nobleza provinciana, para disgusto del muchacho. Tras unos meses de vagabundeo por los bosques, se había topado con los Caballeros del Viento Negro, con quienes completaría su formación con las armas y a cuyas huestes se uniría primero como escudero, ascendiendo al grado de bachiller a los dieciséis años, y al de Caballero a los dieciocho. Su relación con sus compañeros de armas hasta los veinte fue, en el mejor de los casos, fría, distante y no siempre cortés. Su sagacidad comenzó alarmando a su mentor, Benjamin Ben Jakob, quien temió al principio que fuera un espía enemigo; pero tras poner a prueba su lealtad una y otra vez, decidió que no era el caso e hizo del joven Balduino su confidente y mano derecha.

      Sólo en un punto la educación del muchacho frustraba a su instructor. Balduino poseía elevados y sólidos ideales caballerescos, pero parecían aprendidos de memoria y eran ejecutados sin amor ni compasión, salvo una vez que se mostró muy emocional al impedir el maltrato de un joven que al parecer sufría retraso mental. Esta circunstancia hizo que Balduino lo viera más próximo a un animal que a un ser humano, y reaccionó con la furia que lo poseía habitualmente a la vista de perros apaleados o caballos fustigados cruelmente. Ante la mayoría de sus otros congéneres humanos parecía incapaz de conmoverse; lo que de algún modo encajaba con la personalidad calculadora y ambiciosa que decía tener, pero sólo hasta cierto punto. No estaba dispuesto, para lograr sus metas, a hacer nada que en su opinión  ofendiera su sentido de la ética o mancillara su honor. En general tenía límites morales muy claros y dignos de alabanza, y donde ese límite no era muy claro, y disponiendo de tiempo para ello, cavilaba mucho antes de tomar una decisión.

      Por lo demás, se notaba que su formación intelectual era bastante elevada, aunque limitada casi en exclusiva a temas militares y caballerescos. Casi todas sus otras lecturas, de todos modos, habían sido escritas por militares, como la Historia Natural de Plinio el Viejo, las Meditaciones de Marco Aurelio y Contra los Galileos, de Juliano el Apóstata. Hay quien piensa que fue influenciado por éste que renegó de la religión cristiana, pero es una opinión cuestionable. En realidad, si algún autor influyó sobre él en ese aspecto, parece haber sido más bien Tertuliano, a quien en las cartas que escribió y que aún se conservan cita en forma corrosiva y desdeñosa. A todas estas lecturas había tenido acceso en la biblioteca paterna y, por lo tanto, antes de los trece años; acorde con la imagen de niño solitario y precoz que brindan los retratos de sus primeros biógrafos.

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publicado por ekeledudu a las 14:33 · Sin comentarios  ·  Recomendar
 
SOBRE MÍ
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Eduardo Esteban Ferreyra

Soy un escritor muy ambicioso en lo creativo, y de esa ambición nació EL SEÑOR CABELLOS DE FUEGO, novela fantástica en tres volúmenes bastante original, aunque no necesariamente bien escrita; eso deben decidirlo los lectores. El presente es el segundo volumen; al primero podrán acceder en el enlace EL SEÑOR CABELLOS DE FUEGO I: INICIO. Quedan invitados a sufrir esta singular ofensa a la literatura

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