Blog gratis
Reportar
Editar
¡Crea tu blog!
Compartir
¡Sorpréndeme!
EL SEÑOR CABELLOS DE FUEGO II
La segunda parte de la más extraña trilogía de la literatura fantástica, publicada por entregas.
05 de Agosto, 2013    General

CCXVII

CCXVII

      Arn no volvió a ser el mismo desde aquel día. probablemente fuera resultado, como había esperado Balduino, de constatar, a través de los Leprosos, que había estado lamentándose por nimiedades. No era que, pasando de un extremo al otro, ahora se tomara las cosas con excesiva filosofía y nada le importase; se hecho, muchas veces reflexionaba sobre su nueva situación y volvía a sentirse víctima, pero ahora al menos luchaba contra ese sentimiento.

      -Cuando uno se creyó muy importante, cuesta asimilar el aprendizaje de la propia insignificancia-dijo una vez a Balduino.

        Ya lo sé, Arn-contestó el pelirrojo suavemente. Empezaba a sentir gran afecto por el ex Conde; pese a que éste le llevaba varios años, lo sentía un hermano menor por el que debía celar para que no repitiese los mismos errores cometidos por él.

        -No merecía lo que me ha pasado, Balduino-dijo otro día.

       -No empieces de nuevo, Arn-gruñó Balduino

        -No me malinterpretes. Todo cuanto intento decir es que, aunque no me haya preocupado gran cosa por mi pueblo, amaba sinceramente a mis amigos. Era feliz organizando justas y torneos o partidas de caza para agasajarlos. Algunos de esos pasatiempos nos dejaban un tanto maltrechos-Arn sonrió soñadora y melancólicamente ante el recuerdo que tan lejano le parecía ahora-, pero parecía unirnos una camaradería inmensa. Después de cada justa, torneo o cacería, compartía con los más íntimos un baño en una enorme cuba... Y ahora puede que sean esos mismos quienes se unieron para traicionarme.

         -Evidentemente no todos ellos, porque si al menos uno no te hubiera sido leal, habría sido más fácil eliminarte de otra manera; por ejemplo, haciéndolo parecer un accidente de caza. Pero por lo visto, alguien no participó del complot, alguien que, quizás, te tenía un afecto muy visible y al que, por lo tanto, ni le propusieron ser parte de él. Es obvio que tiene que haber sido uno de tus más cercanos. No podían matarte a ti sin matarlo también a él. Si lo hacían, ya les sería muy difícil hacerlo pasar como un accidente y que sonara creíble; así que quien urdió la conspiración prefirió no disimular. Que ése no fue Erik, es indudable: no tiene sesos para organizar siquiera un partido de damas, y como carisma tampoco tiene, no habría hallado muchos seguidores; así que tiene que haber alguien más.

       -Y ése que, según tú, me fue fiel, ¿quién piensas que pudo ser?-preguntó ansiosamente Arn.

          -Pero Arn, ¡mira qué preguntas me haces!... ¿Cómo quieres que lo sepa?, ¡si ni conozco a tus amigos!

       -¿Cómo que no?... ¡Si te los presenté!

        -Tal vez lo hiciste, alguna de las veces que fui a verte estando ellos de huéspedes en tu palacio; pero si es así, no recuerdo sus nombres ni sus caras; y si vamos al caso, tampoco ellos me dieron mucha importancia, puesto que no sólo no me incluyeron en el complot contra ti, sino que ni siquiera se gastaban en disimular mucho cuando sus jinetes iban de aquí para allá durante las interminables preliminares del golpe. El propio Erik, si alguna vez me lo presentaste, no recordaba mi cara, como tampoco yo la suya.

         -¡Pero si os presenté, te digo!-exclamó indignado Arn-. Fue el día que...

        -Olvídalo, Arn. Si dices que nos presentaste, es que nos presentaste. Te creo.

        -No, espera, quiero explicarte bien para que no abrigues la más ligera duda. ¿Recuerdas cuando...?

         No, Balduino no recordaba nada, por supuesto. No tenía por qué recordar: Arn se refería a tiempos en los que el pelirrojo no tenía la menor sospecha de que se tramara algo y, por lo tanto, no había hallado motivos para memorizar caras que estaban de paso y no le servían para sus propias intenciones. Pero por lo visto, Arn encontraba apasionantes esos detalles, así que no quedaba más remedio que dejarlo hablar, ¡pero era tan aburrido!...

         -Mira-lo interrumpió Balduino en cierto momento, más a modo experimental que otra cosa-: Tarian va al agua.

        Arn lo miró estupefacto.

        -¿Y qué con que Tarian vaya al agua?-preguntó-. ¡Como si no fuera ahí adonde va siempre!... ¿En qué me quedé?... ¡Ah sí! Bueno, como te decía...

        Evidentemente, el cerebro de Arn tenía sus peculiaridades. Hasta ese momento, Balduino se había preguntado si estaba enterado de que Tarian pasaba buena parte de su tiempo en el mar y  podía respirar bajo el agua. Es más, hasta había esperado que Arn preguntara: "¿Tarian?... ¿Y quién rayos es Tarian?", ya que hasta ese momento no había dado el menor indicio de saberlo. Luego de alrededor de un año de convivencia con Tarian, Balduino seguía fascinado por las habilidades subacuáticas del muchacho-pez y encontraba inexplicable que cualquier otra persona no quedara igualmente impresionada. Pues bien, Arn no estaba nada impresionado, le parecían trivialidad. Ahora, detallar con pelos y señales las exactas circunstancias en las que él había presentado mutuamente a Balduino y Erik, eso sí era imprescindible y trascendente.

        El pelirrojo hizo un nuevo intento:

         -Sabías que Tarian es hijo de una sirena, ¿no?

          Arn puso cara de fastidio.

         -Balduino, ¿cuál es tu problema?-preguntó con fastidio- ¿Te gustan los hombres, o qué?

         -¿Cómo dices?

          -Que si sientes alguna especie de pasión antinatural por Tarian. No hablas más que de él.

           No hablar más que de Tarian era, para Arn, mencionarlo dos veces seguidas en el transcurso de alrededor de un mes.

         -No seas absurdo...-suspiró Balduino, exhausto. Arn lo agobiaba.

          -¿Absurdo? Balduino, si cada vez que ves a Tarian desnudo te pones a hablar largo y tendido sobre él, ¿qué quieres que piense?

            -¿Largo y tendido?... ¡Por Dios! Y por supuesto que Tarian estaba desnudo, imbécil,  ¿o qué quieres, que se meta en el mar prolijamente vestido de pies a cabeza? Cuando te bañabas con tus amigos en la cuba después de cada torneo, ¿estabais todos vestidos? ¿Todavía con vuestras armaduras, quizás?

         -No seas tonto, por supuesto que no; pero he notado...

         -No importa. Mira, de acuerdo: con Tarian nos une una fogosa y ardiente pasión, soy un monstruo lascivo y degenerado en constante búsqueda de placeres prohibidos, e hice construir la sauna exclusivamente para recrear mi vista en cuerpos de hombres desnudos. Y ahora, termina de una buena vez: ¿en qué te quedaste?

         -¿Eh?... ¡Ah, ya recuerdo! Como te decía...

         Balduino había escarmentado: nunca más volvería a interrumpir tan monótona verborragia, así Arn terminaría antes. Se quedó preguntando si aquél habría interpretado la ironía, o si tomaría en serio lo de la fogosa y ardiente pasión con Tarian, y pese a ello no se le movería un pelo. Bien visto, en este momento nada parecía conmover a Arn, salvo el para él memorable y solemne momento en que había presentado mutuamente a Balduino y Erik.

            Una eternidad más tarde acabó el soporífero monólogo, para inmenso alivio del pelirrojo, quien a esas alturas se sentía como arrollado por toda una tropilla de caballos. Arn quedó silencioso un rato y luego repitió, pensativo aún:

       -No: yo no merecía que me pasara esto...

          Se hizo entre ambos un silencio, que volvió a interrumpir Arn:

         -Balduino.

        -¿Qué?

        -Yo no merezco lo que me ha pasado.

         -Sí, ya te oí.

         El nuevo silencio fue brevísimo esta vez:

         -Balduino.

        -¿Qué, Arn?

        -¿Merezco lo que me ha pasado?

         -No, hombre, no... Pero nadie en este mundo recibe lo que merece-contestó distraídamente Balduino-. Aunque, quizás, sí, ahora que lo pienso...

         -¿Eh?... No, un momento; tú no puedes decirme esto. Escucha...

         -Oh, Dios mío-murmuró horrorizado Balduino, comprendiendo que había puesto otra vez en marcha la máquina de decir monólogos-. Arn, a ver si me entiendes bien.

         -No, espera un minuto, esto debo aclararlo...

        -¡ARN!-ladró Balduino, impaciente. Las distantes cabezas de todos los demás se volvieron hacia él, pero no le importó y, de hecho, en ese momento tampoco se habría mosqueado si Erik y todos sus esbirros estuvieran allí en ese momento y acabaran de descubrir quién era en realidad Fúlnir-. Lo que trato de decir es que depende de cómo lo mires. Durante muchos años entrené arduamente para comandar un gran ejército, disponer de un poderoso castillo y convertirme en un guerrero de leyenda. En vista precisamente de ese arduo entrenamiento, podría decirse que no merezco estar en este sitio, un olvidado rincón del mundo, es una fortaleza que es poco más que una ruina y un mal chiste, y comandando a un puñado de presidiarios. Sin embargo, partiendo de la base de que toda persona merece ser feliz, sí merezco estar aquí, pues en Freyrstrande soy feliz.

         -Oh-murmuró Arn.

         ¿Habría entendido cuando menos media palabra de lo que Balduino intentaba decirle? Parecía dudoso, teniendo en cuenta la cara poco inteligente con que había quedado reflexionando. La verdad, a Balduino no le importaba: lo que contaba era detener cualquier posible nuevo discurso.

         -Balduino-dijo Arn una vez más.

           -Dime...-murmuró Balduino sin mirarlo.

          -No soy tan malo, ¿eh?

         El pelirrojo se volvió para mirarlo, y la expresión de Arn, propiamente la de un niño que ha hacho una tarea que le fue encomendada y aguarda elogios de sus mayores, lo hizo reír.

           -La verdad sea dicha, Fúlnir-bromeó-: entre más te conozco, más pienso que eres gran compañero, un tipo sensacional. El que no siempre resulta fácil de digerir, no sé si lo conoces, es un tal Arn Arnson... 


Palabras claves , , , ,
publicado por ekeledudu a las 17:29 · Sin comentarios  ·  Recomendar
 
Más sobre este tema ·  Participar
· CCXX
Comentarios (0) ·  Enviar comentario
Enviar comentario

Nombre:

E-Mail (no será publicado):

Sitio Web (opcional):

Recordar mis datos.
Escriba el código que visualiza en la imagen Escriba el código [Regenerar]:
Formato de texto permitido: <b>Negrita</b>, <i>Cursiva</i>, <u>Subrayado</u>,
<li>· Lista</li>
SOBRE MÍ
FOTO

Eduardo Esteban Ferreyra

Soy un escritor muy ambicioso en lo creativo, y de esa ambición nació EL SEÑOR CABELLOS DE FUEGO, novela fantástica en tres volúmenes bastante original, aunque no necesariamente bien escrita; eso deben decidirlo los lectores. El presente es el segundo volumen; al primero podrán acceder en el enlace EL SEÑOR CABELLOS DE FUEGO I: INICIO. Quedan invitados a sufrir esta singular ofensa a la literatura

» Ver perfil

CALENDARIO
Ver mes anterior Marzo 2025 Ver mes siguiente
DOLUMAMIJUVISA
1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
3031
BUSCADOR
Blog   Web
TÓPICOS
» General (270)
NUBE DE TAGS  [?]
SECCIONES
» Inicio
ENLACES
» EL SEÑOR CABELLOS DE FUEGO I: INICIO
FULLServices Network | Blog gratis | Privacidad