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EL SEÑOR CABELLOS DE FUEGO II
La segunda parte de la más extraña trilogía de la literatura fantástica, publicada por entregas.
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08 de Septiembre, 2010    General

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X: ACERCA DE TARIAN MORV MWYALCH


      En agosto o septiembre de 958 se produjo una fuga en las mazmorras de Kvissensborg. Ni lerdo ni perezoso, Balduino se presentó ante el Conde Arn de Thorhavok y acusó a Einar de incompetencia. Como además se mostró muy diplomático y obsequioso con el Conde, se ganó en tiempo récord la confianza de éste, pese a ser uno de los advenedizos; y lo convenció de que, si ponía Kvissensborg bajo su mando, esclarecería la fuga y se aseguraría de que no se repitiese. Arn accedió. Nominalmente, Einar siguió siendo el señor de Kvissensborg, pero quien de verdad mandaba allí era Balduino. Tanto éste como cualquiera de sus hombres pudo en lo sucesivo entrar y salir de allí a su antojo, y una de las consecuencias que a la larga trajo este hecho fue el cortejo, por parte de Anders, de Lyngheid, la hija de Einar, a espaldas de éste. El secreto de tal cortejo dejó de serlo promediando diciembre de ese año, porque Lyngheid quedó encinta para indignación de su padre, quien por error creyó que el osado cortejante había sido Balduino, y  fue a retar a duelo a éste. Finalmente el asunto derivó en un combate singular entre Anders y Thorkill Rolfson, encuentro en el que triunfó el primero. Sin embargo, mucho antes de que todo ello sucediera, Balduino hizo que Tarian fuera puesto en libertad, cumpliendo con la promesa hecha a Ulvgang Urlson, el padre del muchacho.

      No cabe duda de que Tarian es una figura histórica, pero tantos enigmas y detalles increíbles lo envuelven, que parece salido de un mito, comenzando por el hecho de que su madre habría sido, supuestamente, una sirena. El propio nombre del muchacho es un misterio. La grafía actual del mismo no es la que se lee en las fuentes contemporáneas, que reproducían los sonidos ajustándolos a la ortografía Bersik,aun a sabiendas de que se trataba de un nombre extranjero y por desconocer cómo escribirlo. Modificando dicha grafía por aproximación a otra lengua se llegó a la usada ahora, en la que  Tarian y Mwyalch son dos palabras galesas. Morv, de origen desconocido, significaría hijo de. Desde hace tiempo, los historiadores vienen reuniendo pruebas de la existencia, en Nerdelkrag, de una lengua secreta, mezcla de Bersik y diversas lenguas célticas, más vocablos que no encajan en ningún idioma desconocido y muchos de los cuales son aún incomprensibles. Entre quienes hablaban tan curioso idioma se hallaban los siniestros banqueros Haraldssen. Convencionalmente se ha llamado feérico a la extraña lengua, de la que se sabe poco con seguridad. Las hipótesis acerca de la naturaleza y procedencia de quienes la hablaban son tantas y tan descabelladas en su mayoría, que mejor obviar todo comentario al respecto; pero al menos parece un hecho que la madre de Tarian, o su padrastro al menos, la hablaban. No se sabe si también era el caso del muchacho, que sufrió tortura en Kvissensborg donde, entre otras cosas, le cortaron la lengua; por lo que Balduino jamás llegó a enterarse de cómo sonaba su voz, si tenía acento extranjero, etc.

      Hansi Friedrikson describe a Tarian como un veloz nadador que en el agua se impulsaba haciendo ondular verticalmente su cuerpo, como la mayoría de las serpientes marinas (sic), y que podía respirar bajo el líquido elemento. Habla de estas cosas como encontrándolas normales y no poniendo mucho más énfasis al hablar de Tarian que al referirse a Thomen el Chiflado, Ulvgang Urlson o Gabriel de Caudix. Es más, encuentra a este último más fascinante y digno de atención, tal vez porque con él no convivió tanto y perduró la noción del misterio que envolvían los vendajes del Leproso. El lector de nuestros días, no obstante, no puede compartir esa actitud, sin duda por lo convincente de la narración, y porque uno de los más antiguos sueños del hombre fue, desde siempre, poder nadar como un pez. De hecho, el caso de Tarian no es único, y allí están, para demostrarlo, las leyendas sobre Glauco, Francisco de la Vega o Nicolás Pesce, entre otros: hombres que supuestamente se adaptaron a la vida subacuática, al punto de poder respirar bajo el agua. El consenso actual es que en todos estos casos se trató de nadadores excepcionales cuyas hazañas fueron inevitablemente magnificadas.

      Pero el problema en el caso de Tarian es que se atribuye a éste la autoría de un libro intitulado Mei Heim ("Mi Hogar"), al que alguna referencia parece hacer Hansi Friedrikson al mencionar que Balduino enseñó a Tarian a escribir para disponer de una forma de enterarse de los secretos que yacen en las profundidades oceánicas. En 1960, como parte de los festejos conmemorativos de los mil años de la Batalla de Freyrstrande, la casa editorial Wunderval Buks publicó, por primera vez en casi dos siglos, una edición libre de censuras, no sólo de las Freyrstrandeskroniks, sino también de Mei Heim. Entre ésa y la anterior de 1772 hubo otras, pero tan mutiladas o alteradas, que no son dignas de mención.

      Mei Heim nos enfrenta a un doble problema. El primero es de índole psicológico. Las primeras páginas de la obra sirven al autor para presentarse y dar sus impresiones sobre la vida de los seres humanos. Algunas de estas impresiones nos parecen risueñas, como cuando comenta, con obvio desagrado, que no entiende la pasión de la gente por las flores, "que son cosas muertas, no como las del mar, que están vivas y comen" (refiriéndose a las anémonas de mar, que en realidad son animales, pero parecen flores). Otras resultan quizás un tanto chocantes y macabras para la mentalidad de algunos, como su opinión de que la gente debería comerse a sus muertos o dárselos a sus mascotas para que los coman, en vez de darles sepultura. Se rebela ante la idea de que en otros sitios los difuntos hasta dispongan de inútiles viviendas (aludiendo a criptas y mausoleos). En el fondo del mar, dice, no existe nada semejante; y a su juicio el único ser humano sensato que existió alguna vez, hasta donde él sabe, fue "Nuestro Señor Jesucristo, quien dio su cuerpo y su sangre en alimento", aunque no alcanza a comprender el misterio de la Transustanciación. Acepta no obstante la palabra de Fray Bartolomeo de Laisauria, el cura local, según la cual la hostia se convierte en el Cuerpo de Cristo y el vino en su Sangre luego de la consagración. De modo muy conmovedor, se declara absolutamente devoto, "porque El me libró del Infierno, de sus fuegos y tormentos"; y no se puede menos que pensar en sus diez años de padecimientos en las mazmorras de Kvissensborg, con su cuerpo ardiendo luego de cada paliza. Pone mucho empeño en aclarar que nunca quiso ser malo y que, si alguna vez lo fue, ya no lo es, aunque la posesión de un tridente lo asemeje a un demonio. Todo indica efectivamente que el joven identificaba las mazmorras de Kvissensborg con el Infierno.

      Leyendo éstas y otras frases suyas realmente se tiene la sensación de que el autor había sido trasplantado a un mundo que no era el suyo y que luego de diez años de atroces castigos en las mazmorras, no estaba muy seguro de no haber merecido semejante suplicio, aunque la gracia de Dios le hubiera ahorrado padecimientos mayores. De cualquier modo, todo esto podría ser fruto (y por lógica tendría que serlo) de una mente muy fantasiosa, muy hábil para fabular, para imaginar la mentalidad de un ser sólo en parte humano.

      Pero conforme avanza la lectura, el estupor aumenta. En una época en que tendía a creerse que bajo el mar la vida era muy similar a la de tierra firme, con ovejas mariinas, conejos marinos, zorros marinos y cosas por el estilo, Mei Heim es una descripción casi exacta del relieve y la fauna de las profundidades del Mar de Nerdel. Los escépticos señalan que lo del relieve no es del todo cierto; que a veces hay discrepancias en la descripción que hace el autor y el aspecto actual del fondo oceánico. Pero olvidan que el paisaje submarino, igual que el terrestre, está lejos de ser inmutable; que se halla sujeto a cambios provocados por sismos o erupciones volcánicas, sin contar que la memoria del autor puede ser falible y llevarlo a describir un sitio por otro, sobre todo tratándose de lugares adonde sólo estuvo una o dos veces antes de ir a parar a las mazmorras de Kvissensborg y a los que no regresó una vez salido de las mismas. O podria ser errónea la identificación actual de los sitios que él describe.

      Mei Heim sirvió de inspiración a varias generaciones de buceadores que, en algún momento, exploraron el Mar de Nerdel, buscando pruebas de la veracidad del libro y de la posible existencia del singular ser al que se atribuye su autoría. Ingenuamente, muchos trataron, para ello, de dar con los restos de naufragios que se mencionan en la obra, sin tener en cuenta que, aparte de que la fuertes corrientes los desplazan a veces de un sitio a otro, poco y nada podrían haber subsistido de ellos luego de más de mil años. Sin embargo, en 1995 el finlandés Esa Koivusaari, luego de exhaustivos estudios previos, se decidió a investigar en un área que supuso correspondería al naufragio que se menciona en el capítulo 5 de Mei Heim, descripto como relativamente reciente (en esa época, se entiende) y donde el autor afirma haber jugueteado con unas monedas de oro halladas en un cofre. Como en ese pasaje se dice que ocurría en un lugar donde la corriente no era tan fuerte, Koivusaari dedujo que cabía la posibilidad de encontrar algo, buscando en el sitio adecuado; y basándose en las descripciones, eligió como el más probable los alrededores del islote hoy conocido como Dappernsholmele. Durante dos años exploró allí, en forma intermitente, el lecho marino; y cuando ya estaba a punto de renunciar, sus dedos dieron por azar con un puñado de antiguas monedas de oro y, a su lado, con los restos de un cofre lleno de ellas, medio escondido entre las algas. "En ese momento el corazón me latió a un ritmo increíble-recuerda Koivusaari-. Por un instante, como si el episodio descripto en el capítulo 5 de Mei Heim  recién acabara de suceder, estuve seguro de ver una esbelta silueta ondulando verticalmente, medio oculta por los bosques de algas".

      ¿Qué prueba esto? "Por desgracia, nada-afirma Stephenson-. Si el autor de Mei Heim, quienquiera que él haya sido, no era un ser branquiado y capaz de respirar bajo el agua y resistir sin problemas los cambios de presión, al menos sí era una persona inteligente y extraordinariamente fantasiosa, y él mismo reconoce que el naufragio descripto en el quinto capítulo correspondía a una nave zozobrada recientemente. El autor pudo tener noticias del naufragio a través de fuentes que hoy desconocemos, sobre todo tratándose de una nave importante y cuyo hundimiento daría que hablar. Alguien con su imaginación no precisaría mucho más para luego verse mentalmente jugueteando con las monedas de oro de un cofre sumergido, sobre todo si sabe de la existencia de ese cofre. Lo único que demuestra la experiencia de Esa Koivusaari es con qué facilidad la mente nos hace ver lo que anhelamos ver".

      "Cuando hablamos de Nerdelkrag, y sobre todo del Mar de Nerdel, leyenda y realidad se desdibujan de tal manera, que es muy difícil mantener el rigor científico, por mucho que se quiera, como es mi caso", asegura el argentino Berón Padilla Fasano, especialista en Biología Marina, actualmente empleado en la Oceanike Fundation, en Drakenstadt. "El Mar de Nerdel es en sí mismo una rareza por muchas razones, entre ellas porque en sus aguas viven especies que normalmente se encuentran sólo en mares cálidos; si bien no alcanzan la espectacularidad que se ve en éstos. Si me aseguraran que hay un rincón del mundo donde las sirenas y los monstruos marinos son reales, pensaría que es aquí."

      Padilla Fasano -con quien estoy en deuda por haberme puesto en contacto con Edward Stephenson y por el material que él mismo me suministró para escribir el presente libro- vacila mucho antes de emitir su opinión sobre el autor de Mei Heim. "El problema es que tanto el libro como su autor son paradojas, imposibilidades científicas. Es cierto que por el momento no tenemos la menor prueba de la existencia de grandes serpientes marinas, por muchos que sean los testigos de sus supuestas apariciones, pero hay que reconocer que Mei Heim tampoco se explaya mucho sobre ellas. Describe con justicia el comportamiento de pulpos, barracudas, delfines y otras especies. Como un Geraat Vermeij medieval, describe diferencias mínimas entre conchas de moluscos muy afines entre sí. Incluso alude a criaturas que la ciencia oficial sólo logró catalogar a partir del siglo XX. Por supuesto, suponer que su autor era alguien capaz de respirar bajo el agua es científicamente inadmisible; pero entonces, ¿quién era? ¿Cómo obtuvo conocimientos tan profundos acerca de la fauna submarina? Hay quienes opinan que el libro tal vez no fue escrito en la Edad Media sino mucho más tarde, cuando ya se disponía de determinados métodos de inmersión submarina. Pero suponer que tales métodos existieran en 1772 no es mucho menos descabellado que imaginar a un híbrido de humano y sirena ondulando verticalmente al nadar y respirando bajo el agua a la manera de un pez, y de esa fecha es la copia íntegra más antigua de Mei Heim que se conoce en la actualidad. Incluso hay otras más antiguas, aunque con el texto filtrado por diversas censuras. Por mi parte, y aunque se me acuse de poco serio, soy de la opinión de que cuando la ciencia no tiene respuestas, es su turno de callar y permitir que el sueño divague a gusto. Como científico, niego rotundamente la posible existencia de un ser como Tarian Morv Mwyalch tal cual lo describe Hansi Friedrikson en las Freyrstrandeskroniks; pero como soñador, sostengo enfáticamente que Mei Heim sólo pudo ser escrito por un ser branquiado y cuyo hábitat natural era el océano."

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publicado por ekeledudu a las 13:14 · Sin comentarios  ·  Recomendar
 
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SOBRE MÍ
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Eduardo Esteban Ferreyra

Soy un escritor muy ambicioso en lo creativo, y de esa ambición nació EL SEÑOR CABELLOS DE FUEGO, novela fantástica en tres volúmenes bastante original, aunque no necesariamente bien escrita; eso deben decidirlo los lectores. El presente es el segundo volumen; al primero podrán acceder en el enlace EL SEÑOR CABELLOS DE FUEGO I: INICIO. Quedan invitados a sufrir esta singular ofensa a la literatura

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