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¡Sorpréndeme!
EL SEÑOR CABELLOS DE FUEGO II
La segunda parte de la más extraña trilogía de la literatura fantástica, publicada por entregas.
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26 de Octubre, 2011    General

CLXI

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       Los deshielos estivales habían provocado la crecida general de todos los cursos de agua de Andrusia; incluso había provocado la ruptura de unas cuantas presas y diques artificiales. También había subido el nivel del agua de los pantanos. Esto había hecho que la ruta de aprovisionamiento de Drakenstadt quedara a menudo reducida a un estrecho corredor se suelo seco estrangulado entre el Kronungalv y diversos riachos o cenagales.

         -Además-informó un explorador a Damián de Aord Aimorn y el grupo de voluntarios que lo acompañaría, unas veinte personas en total-, el caso es que los Thröllewurms, aprovechando que el suelo está blando y barroso, han abierto canales donde antes no los había. A menudo son angostos y están ocultos por vegetación; de modo que uno no los ve hasta que es demasiado tarde. Y los Thröllewurms pueden permanecer inmóviles toda una eternidad, sin delatar su presencia. Andaos con cuidado... Ya no son las criaturas imbéciles que solían ser. Ahora son taimados como el mismo diablo y muy, muy peligrosos; quizás más, incluso, que los mismos Jarlewurms.

          -Eso además de que, según se dice, puede que nos enfrentemos también a un Jarlwurm, y para colmo no a cualquiera, sino a Bermudo, que puede confundir su apariencia con la del medio que lo rodea...-gruñó David Ben Najmani, pesimista.

         -No seas tonto-lo regañó Calímaco de Antilonia-. Creo que ya quedó claro que se ha descartado esa posibilidad.

          -No del todo, señor-aclaró el explorador, muy incómodo-. Es poco probable, pero no del todo imposible.

          -¿Qué queréis decir?-preguntó CValímaco, con apenas disimulada irritación.

         -Quiero decir, señor, que mis compañeros y yo no encontramos pruebas irrefutables de que Bermudo esté oculto en los alrededores-respondió serenamente el explorador-, y que por consiguiente hemos preferido, oficialmente, desmentir la versión de su presencia antes quje dejar aquí y allá dudas que puedan generar pánico. Lo cierto es que tememos que los Thröllewurms que se abrieron paso hasta los bajos del sur de la ciudad estén dirigidos por Bermudo... Eso explicaría su aparente astucia. Parece más coherente atribuirla a un Jarlwurm que pudiera estar dirigiéndolos, que suponer que los mismos Thröllewurms hayan dejado de ser estúpidos tan de golpe.

           -¡Bah!... Por muy invisible o difícil de detectar que pueda volverse Bermudo, sus huellas no lo son-refutó Calímaco, muy deseoso de persuadirse a sí mismo de que era absurdo que en todo aquello hubiera Jarlewurms involucrados-. Las habríais visto si esa gran lagartija estuviera allí.

          -Señor, si vamos al caso, tampoco hemos encontrado muchas pisadas de Thröllewurms-discutió el explorador-. Es evidente que usan sus largas colas para borrarlas, algo que no solían hacer antes, y que ahora en realidad tampoco les sirve de mucho para ocultar su presencika, ya que sus coletazos levantan tanto barro, que igual dejan otro tipo de rastro. Pero el caso es que los Jarlewurms también tienen largas colas; y de uno o dos de estos rastros, sospechamos que no fueron hechos por Thröllewurms, aunque no estamos seguros...

       Un opresivo, sombrío silencio cayó entre el grupo al escuchar la mala nueva. Fue una vez más Calímaco quien lo rompió:

            -¡Al diablo!...-exclamó con vehemencia-. Tuvimos la pésima ocurrencia de ofrecernos como voluntarios; me temo que es ya demasiado tarde para echarnos atrás. Con sólo estar atentos, no correremos peligro... Aunque su silueta se disimule con el medio que lo rodea, Bermudo se delatará al moverse: pisoteará la hierba, salpicará con lodo... Qué sé yo. Y cuando lo hayamos detectado, podremos combatirlo. Somos veinte sin contar a los Ballesteros; ¡sería increíble que no pudiéramos contra él, cuando Maarten el Bravo abatió a Talorcan con sólo un poco de ayuda de Hodbrod Christianson!

          Se moría de miedo y trataba de darse ánimos y animar también a sus alicaídos compañeros; pero la mirada admirativa de éstos dejó bien claro que acababa de cometer un craso error. Pasar por valiente, a voluntad o no, era mala cosa en aquellos tiempos, y el primer paso para ser elevado a un puesto de mando. Calímaco no sabía qué era peor: que se lo llamara María Magdalena por ceder a un acobardado llanto, o esas miradas silenciosas que lo aquilataban en este momento, seguras de haber encontrado en él a un líder en potencia.

         -Tiene razón el señor de Antilonia-aprobó Damián de Aord Aimorn, tras recobrar él mismo su coraje gracias a las palabras de Calímaco-. Todos iremos provistos de arcos y aljabas llenas de flechas. Y estaremos alertas. En cuanto tengamos el menor indicio de que Bermudo anda cerca, lo acribillaremos a flechazos. Algunas sin duda se clavarán en su enorme cuerpo, aun cuando no le provoquen daños serios... Pero no disparemos a tontas y a locas, dominados por nuestros nervios. Sepamos controlarnos. Un Jarlwurm hace ruido, por muy sigiloso que se proponga ser, y advertiremos además otros signos muy obvios de su presencia en nuestro entorno. Las flechas clavadas en su cuerpo harán que luego detectarlo sea más fácil. Y otra cosa; cuando estemos seguros de tenerlo cerca, lo primero será conocer su posición exacta, y lo segundo, dispersarnos para que no pueda acabar con todos nosotros con un simple chorro de fuego y brea candente... Y por último, y como ya dije, lanzar contra él tantas flechas como podamos... Y que el Señor nos ayude y acompañe... Mañana, en cuanto despunte el alba, os quiero a todos perfectamente equipados y reunidos en el patio del Rokkersbjorg. Más allá de Drakenstadt, hay ya una caravana inmóvil, esperando que se le proteja; de modo que le saldremos al encuentro y la traeremos aquí... Y ahora, a descansar.

         Y la reunión se disolvió de inmediato.
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publicado por ekeledudu a las 12:41 · Sin comentarios  ·  Recomendar
 
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SOBRE MÍ
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Eduardo Esteban Ferreyra

Soy un escritor muy ambicioso en lo creativo, y de esa ambición nació EL SEÑOR CABELLOS DE FUEGO, novela fantástica en tres volúmenes bastante original, aunque no necesariamente bien escrita; eso deben decidirlo los lectores. El presente es el segundo volumen; al primero podrán acceder en el enlace EL SEÑOR CABELLOS DE FUEGO I: INICIO. Quedan invitados a sufrir esta singular ofensa a la literatura

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