Blog gratis
Reportar
Editar
¡Crea tu blog!
Compartir
¡Sorpréndeme!
EL SEÑOR CABELLOS DE FUEGO II
La segunda parte de la más extraña trilogía de la literatura fantástica, publicada por entregas.
21 de Marzo, 2012    General

CLXXXIII

CLXXXIII

      Tarian siguió participando, en lo sucesivo, de las prácticas coordinadas de combate, cuando las había. En vista de ello, Balduino debió regañarlo a gritos tanto como a cualquier otro cada vez que cometía un error; no hacerlo hubiese sido tratarlo como a un imbécil o a un marica. Tarian, sin embargo, no tenía problema en que Balduino o cualquier otro lo tratara de esa manera; sólo aborrecía que Ulvgang lo hiciese. Balduino podía entenderlo, porque Ulvgang, andustiado en secreto por la posibilidad de que Tarian corriese peligro, se había excedido, dando la impresión de ser un sádico atormentando a su víctima predilecta.

         -Lo que no puedo entender-le dijo Balduino una vez, estando ambos a solas-es que Tarian seguramente corre más peligro en el fondo del océano y, no obstante, sus inmersiones te tienen sin cuidado.

         -Eso no es cierto, señor Cabellos de Fuego-contestó Ulvgang-. Las veces que Tarian se ausentó durante días, temblaba para mis adentros temiendo que algo le hubiera sucedido allá abajo. Rezaba para que se tratara, sencillamente, de que no deseaba volver. Pero quiero un hijo valiente, no puedo prohibirle que bucee cuanto quiera. Ahora bien, es evidente que acerca de eso, él entiende más que yo. Por consiguiente, nada puedo hacer, excepto confiar en que sea cuidadoso; pero ¡cómo no quieres que me llene de espanto si comete, ante mis propios ojos, todos los errores habidos y por haber?... ¡Recuerda que aquel día creíamos que había decidido, por cuenta propia, combatir a los Wurms desde la playa y con nosotros, si un día vinieran aquí!

       Balduino no pudo menos que darle la razón.

         No quedaba claro qué motivaba realmente a Tarian a practicar con ellos. Balduino se lo preguntó una vez, pero no obtuvo respuesta, cosa que lo enojó de veras. Gustaba de respetar los secretos de la gente, gustaba de deducir por su cuenta qué secretos podían ser ésos, aunque nunca supiera si acertaba o no; pero Tarian proporcionaba pocos indicios que fueran de ayuda. Sin una mínima pista, las posibilidades de descubrir él mismo la verdad eran nulas, y eso exasperaba al pelirrojo. Reservado y de naturaleza eminentemente melancólica -por más probada que estuviera su capacidad de reír y bromear tanto como cualquier otro-, Tarian resultaba extraño; sondearlo resultaba tarea ímproba.

         -Bueno, no quiso decirte por qué optó por practicar con nosotros, pero ¿y qué?...-preguntó Anders, cuando Balduino comentó el tema con él.

           -Anders, Ulvgang me recomendó proteger a Tarian, y aunque no fuera así, lo cierto es que lo quiero como si fuera mi hermano, como a Hansi, como a Kurt, como a ti mismo; y sólo entendiéndolo bien podré apoyarlo como se debe.

         -Balduino, sabes mejor que yo que Tarian confía en ti más que en nadie. Cuando necesite apoyo, te lo hará saber.

         -Por otra parte, hasta que decida irse, Tarian está bajo mi mando. Un líder debe conocer bien a sus subordinados inmediatos.

           -Me haces reír, Balduino, disculpa que te lo diga. ¿Bajo tu mando? ¿Tarian? Ese hace lo que se le viene en gana, y cuando te obedece es también porque le viene en gana o por gracia divina.

          -Sí que sabes cómo levantar los ánimos de un líder aquejado por crisis, Anders-ironizó Balduino.

           -Y además, sabes de él cuanto necesitas saber. Que quieras saber todo lo que pasa por la mente de alguien peligroso como Kehlensneiter, lo entiendo; pero Tarian es inofensivo.

          -Da esa impresión, sí, pero  no se debe contar con ello. las grandes traiciones de la Historia fueron posibles porque alguien no desconfió de quien debía.

         Anders suspiró cansadamente.

          -Te oí decir eso ya antes, y supongo que tienes razón-respondió-; pero igual no dices más que tonterías, porque tú no desconfías realmente de Tarian, como no desconfías de mí.

         -Tú eres mucho más transparente que Tarian-repuso Balduino.

         -Me importa un bledo la transparencia, ¡no desconfías de Tarian!-porfió Anders-. Hace un rato era el apoyo a Tarian, ahora es que no te inspira confianza. ¿Qué tal si te sinceras y reconoces que, simplemente, Tarian te intriga? No condeno esa curiosidad, yo también la tengo; pero Tarian es conmigo todavía más reservado de lo que es contigo, y como no tengo tu habilidad para conjeturar, no me queda más remedio que resignarme.

         -Pues te aseguro que tu ingenio se está aguzando, y justo en el momento en que menos me conviene... Sí, Tarian me intriga... Pero si hace unos meses hubiese dicho el discurso del apoyo o el de la desconfianza, tú lo habrías creído.

         -Pues mi ingenio no alcanza para elucubrar sospechas acerca de los motivos por los que Tarian eligió sumarse a nuestras prácticas. Pero ya que tú algo debes sospechar... ¿qué tal si me iluminas?

        -Sí, sospecho algo, pero no tengo forma de saber cuán fundamentado es mi punto de partida. Dime: ¿qué opinarías de alguien que es a la vez herrero y zapatero?

       -Me parecería admirable. No conozco a nadie que ejerza dos oficios al mismo tiempo... Bueno, bah, aquí, en Freyrstrand, todos saben de todo, en general; pero no puede decirse mucho en favor de la calidad de algunos de sus trabajos. Les basta para sus necesidades, pero nada más.

         -Pues a eso apuntaba. Dominar a fondo los secretos de un único oficio demanda ya mucho tiempo y dedicación, es el aprendizaje, casi, de toda una vida. Quien quisiera aprender a fondo dos oficios, creo que terminaría no ejerciendo a la perfección ninguno de ellos, y perdería la clientela, tanto en su condición de zapatero como en la de herrero, desplazado por otros mejores que él. ¿Qué le recomendarías tú a alguien así?

        -Que se decidiera por sólo uno de esos oficios y se perfeccionase sólo en ese. Pero no entiendo que tiene que ver todo esto con Tarian.

        -Bien, el caso es éste: alguien que fuera a la vez herrero y zapatero tal vez desempeñaría ambos oficios, o uno al menos, aceptablemente, pero nunca tan a la perfección como alguien que sólo se dedicara con mucho ahínco a dominar sólo el arte de la herrería o el de la zapatería... Ahora bien, Tarian es anfibio, vive tanto en tierra como en agua, pero resulta bastante mediocre para las tareas en tierra firme. A nosotros nos admiran y, por momentos, hasta nos despiertan cierta envidia su capacidad de respirar bajo el agua, sus habilidades natátiles, su increíble insensibilidad al frío; pero no conocemos a nadie más que posea esas características. Así que a nosotros nos parece un ser único; pero no lo es, todas esas singularidades le vienen del linaje materno, del pueblo de los hombres-peces, de los cuales deben subsistir todavía al menos algunos ejemplares, por más que nuestros Kveisunger hayan dudado de ello más de una vez. De hecho, en tiempos en que Ulvgang conoció a la madre de Tarian ya se decía que los tritones y sirenas estaban extintos. Sabemos que Tarian,  no hace tanto tiempo, vivió un intenso aunque breve romance submarino; probablemente, con una sirena. Y si queda o quedaba una viva, podría haber otras. Quizás también tritones. En ese ambiente, Tarian ya dejaría de parecer tan singular, al menos en el sentido positivo del término. Seguramente no sería quien nadase mejor puesto a competir contra vigorosos tritones, y quizás éstos lo aventajarían también en otros aspectos que ignoramos. Visto de esa manera, quizás también su desempeño en el mar pudiera calificarse de mediocre. Vendría a ser entonces como un  hombre que, por dedicarse a la vez a la herrería y a la zapatería, no sobresaliera en un oficio ni en otro.

       Anders sonrió.

         -¡Ya quisiera yo ser así de mediocre en el agua!-exclamó.

      -Seguro, Anders, yo también; pero hay situaciones que en cierto modo te obligan a ser, no sólo muy bueno o descollante, sino directamente el mejor. Volvamos al ejemplo del herrero que además es zapatero. En los pequeños pueblos, puede haber sólo un herrero y sólo un zapatero; de modo que con esos te tienes que conformar. Pero en las ciudades grandes, normalmente hay varios, de modo que todos ellos deben cuidar su clientela. Si no lo hacen, esa clientela buscará otros herreros u otros zapateros. Supongamos, entonces, que el hombre de nuestro ejemplo ha perdido clientela tanto en su oficio de herrero como en el de zapatero. Elige, por lo tanto, uno de esos oficios, e intenta perfeccionarse en ése para recuperar sus viejos clientes. Estos, sin embargo, ya no le tienen la confianza de antes. Han encontrado otro mejor herrero y otro mejor zapatero, y prefieren seguir con ellos. Tarian, en algún momento, decidió que debía elegir entre el mar y la tierra firme...

         -...y crees que eligió la tierra firme-intuyó Anders.

            -No exactamente. De hecho, hizo su primera elección al enamorarse. Puestos en la balanza los motivos para elegir entre la tierra y el mar, no cupieron dudas acerca del resultado: en tierra tenía un padre indiferente, el recuerdo de las torturas padecidas en Kvissensborg y, en el mejor de los casos, nosotros, sus amigos, que un día deberemos irnos y dejarlo solo; mientras que la vida en el mar le prometía una posible compañera, la esperanza de iniciar su propia familia. El mar fue sin dudas su primera elección, y por eso se ausentó durante varios días, tal vez convencido de nunca más regresar excepto, como mucho, para despedirse. Pero algo salió mal en sus planes. Sabemos que una de las posibles causas de las torturas que sufrió en Kvissensborg fueron esas llamativas orejas puntiagudas que tiene y que además mueve a voluntad. Se ha pensado que por ello los carceleros lo vieron como a un fenómeno o un monstruo, y reaccionaron en consecuencia... O tal vez no. Tal vez usaron eso como pretexto para justificarse a sí mismos sus crueldades. Y en las profundidades marinas, entre el pueblo semihumano con cola de pez, pudo haberle ocurrido algo parecido con sus piernas, que serían vistas como una rareza. De ser así, su situación debió ser similar a la de nuestro hombre teórico, el que habiendo podido ser sólo herrero o sólo zapatero necesitaba recuperar la credibilidad de sus clientes. Probablemente, las sirenas y tritones lo vieron como una abominación a causa de sus piernas. Entonces, él se vio obligado a probarles que merecía que lo trataran como a su igual.

         Anders descubrió sin asombro que el suspenso apenas si le permitía respirar. O Balduino era realmente muy hábil para deducir, o lo era para fantasear, pero sin duda sus historias, deducidas o fantaseadas, eran atrapantes.

           -No sabemos en qué consistió la prueba que Tarian debió afrontar-prosiguió Balduino-; pudo ser una carrera a nado, tal vez una lucha. No me cabe duda de que, si conociéramos los detalles, tendríamos motivos para sentirnos orgullosos de él. No es alguien que se rinda así nomás: su valiente resistencia en las mazmorras de Kvissensborg es la mejor prueba de ello. Aun así, fue derrotado, y derrotado, tal vez, no ante cualquier público, sino frente a uno quedeseaba verlo vencido por considerarlo ridículo y deforme debido a que posee piernas y no cola de pez, que es, creemos, lo normal en El Mundo Bajo las Olas. Y si la derrota fue dura, peor fue, quizás, el desdén que le brindó su amada sirena, que quizás incluso obsequió sus favores al vencedor... Socialmente, los perdedores están mal vistos. Ese triunfalismo es habitual, pero no menos injusto. Puedo comprender a Tarian, porque yo mismo soñaba con ser el campeón del Reino y, como sabes, sentí que mi mundo se venía abajo cuando me enviaron aquí, castigado, según imaginaba... ¿Recuerdas?

         -Recuerdo-asintió Anders-. Pero, ¿qué supones que hizo Tarian tras su derrota?

          -El es muy emocional. Sufrió mucho; tú estabas en Kvissensborg, con Lyngheid encinta y próxima a dar a luz, cuando él regresó de su larga ausencia. Lloraba a mares, calladamente; me hizo mal verlo, pero no quise preguntar nada, sólo acompañarlo en silencio.

         -No me habías dicho nada de eso...

          -No. Para cuando volví a verte, el gran acontecimiento del momento, el nacimiento de tu hijo, me hizo olvidar cualquier otra cosa. Como tú mismo no preguntaste nada, recién ahora caigo en la cuenta de que no estabas al tanto.

          -Creo que mi propia felicidad me hizo olvidar que Tarian se había enamorado-dijo Anders, sintiéndose de pronto un tanto egoísta.

         -Da lo mismo, ahora lo sabes... Bueno, en ese momento en que Tarian lloraba a mi lado, intenté imaginar lo que podía haberle sucedido; cada vez me formo un panorama más completo al respecto, aunque me frustra ignorar si es exacto. Como sea, algo sucedió ese día, algo que seguramente lo hizo considerar la posibilidad de elegir una vida en tierra firme. Analizándolo, debe haber llegado a la conclusión de que no todo es tan malo aquí. Kvissensborg, al fin y al cabo, no ha de ser en su mente más que un mal recuerdo que pronto empezará a disiparse. Hildert y sus hombres lo tratan ahora casi como a un príncipe; la gente de Freyrstrand lo considera raro, pero no se lo dice, sin duda porque saben que, a su manera, ellos son tan raros como él, y lo tratan muy bien. Algunas de las rarezas de él hasta se complementan con las de ellos: míralo si no juntar flores como con asco para que Gudrun, romántica como un ladrillo, se las dé de comer a sus ovejas... Debo ser el único hombre del mundo sin motivos para estar celoso de que a su novia otro hombre le regale flores. Tarian parece considerarlas basura de la que hay que librarse; Gudrun, forraje para su rebaño.... Al margen de todo esto, otro trascendente acontecimiento, el nacimiento de tu hijo, influyó en la decisión de Tarian. Ahora que tienes aquí esposa e hijo, lo lógico sería que , aunque tusa deberes te obligaran a alejarte de Freyrstrande, acabaras regresando tarde o temprano. Así, Tarian debe razonar que, incluso aunque uno de sus amigos, yo, se marchara para siempre, le quedaría otro aquí: tú. Y aunque no volvieras, dejarías atrás una especie de prolongación tuya, la de tu linaje. Emocional como es Tarian, necesita gente sobre la cual  volcar su afecto: si nos marcháramos, lo creo capaz de asumir por cuenta propia las funciones de temible perro guardián de Kon, manteniendo al niño bajo su custodia hasta el regreso del amo. No me parece sano que sólo tenga ese tipo de objetivos en su vida pero, por otra parte, mejor tener objetivos como ésos que ninguno en absoluto. También está Hansi, por supuesto: Tarian lo adora... En fin, tiene ahí unos cuantos motivos para quedarse en tierra, pero posiblemente le parezca que necesita probar, en cierto modo, que merece estar aquí. Nosotros no le exigimos perfección, y tampoco hay aquí una doncella por cuyo amor se sienta obligado a hacer las cosas mejor que nadie. Con hacerlas más o menos igual que cualquier otro le bastaría. la prueba que decidió afrontar, o un paso de la misma, fue demostrar sus aptitudes para las maniobras coordinadas.

         -Pero si realmente quiere vivir en tierra firme, ¿por qué sigue sumergiéndose prácticamente todos los días y, en ocasiones, ya desde el alba y hasta mucho después de la puesta de sol?

           -Bueno, después de todo, nació en el mar, ¿no? Y no olvides que, a pedido mío, hace ciertas tareas allí; concretamente, buscar cuevas submarinas. Pero creo que eso no es sino un pretexto para él. me parece que busca su camino en la vida, y supone que ese camino puede estar sólo en tierra o sólo en el mar, y no se decide del todo por uno o por otro. No es así; no tiene por qué ser así, al menos, y estoy casi seguro de que n o será así. En primer lugar, Tarian necesita del mar para nutrirse. Es cierto que, en Kvissensborg, sobrevivió diez u once años a base de comida carcelaria bien terrestre, pero Varg es mucho más mortífero como cocinero... Un día de éstos, quizás yo mismo me zambulla de cabeza en el océano en busca de mariscos crudos-Balduino sonrió-. Sería tonto de su parte privarse de lo que, para él, deben ser exquisitos manjares. Y como no es tonto, no se priva ni se privará. En segundo lugar, ama el mar. Aun si se lo propusiera, no podría prescindir de él. Eso es evidente, porque en lo que puede me obedece, pero si  en algo fracasé miserablemente es en mis intentos de mantenerlo lejos del mar. A la larga, y puede que ya esté sucediendo, creo que Tarian aprenderá que su naturaleza anfibia no es culpa suya, e incluso que no es culpa en absoluto; que puede ser y hacer lo que le venga en gana, si con ello no causa daños serios y graves a los demás. Daños menores, los causamos todos, intencionadamente o no. Si no obstante a los demás les disgusta que él ser indiferente, pueden ser ellos quienes se amolden a Tarian, y así ser iguales a él...

        Anders quedó pensativo.

         -Pero no tiene sentido suponer que pueda estar comprendiendo eso si, por otra parte, insiste en participar de prácticas que no necesita y que dudo que le gusten-señaló.

          -Anders, no sé qué bicho te picó, pero de veras te felicito, hoy razonas bastante bien; pero así y todo, creo que te equivocas. La persona imperiosamente  necesitada de aceptación se siente oprimida y, por lo mismo, reacciona de forma adversa para ella misma si no logra sus propósitos... Tarian siente que su padre lo desprecia, que se avergüenza de él; sólo eso explica, en su mente, que lo haya rebajado con tanta saña frente a los demás. Así que pretende demostrarle su propia valía y hacerle guardar en el culo su vergüenza y desprecio, demostrándole que, si quiere, puede desempeñarse más que aceptablemente en tierra firme. Pero eso no significa necesariamente que se proponga vivir en tierra firme, aunque considere la posibilidad de hacerlo; al contrario, si hasta a su propio padre manda al diablo, ¿qué mierda puede importarle lo que cualquier otro pueda objetar?...

         -¿Pero cómo es posible, Balduino, que Tarian no huela a gato encerrado en ciertas actitudes de Ulvgang? Antes de que ambos fueran hechos prisioneros junto con el resto de la banda en Svartblotbukten, Ulvgang demostró amar intensamente a Tarian, así que, ¿cómo no duda él que, de ese amor, su padre haya podido pasar al desprecio y el bochorno?

         -Andes, déjame contarte algo que oí una vez, una historia fea que los juglares interpretan como tragedia romántica y que, en realidad, es todo un paradigma de imbecilidad y cobardía, o me lo parece, al menos. Unos salteadores, hombres ellos que se tenían todos por muy machos y muy duros, atacaron muy astutamente unas carrozas custodiadas por una fuerte escolta que, sin embargo, fue diezmada. Los salteadores obtuvieron un buen botín, pero en una de las carrozas viajaba una dama de la nobleza, una mujer de verdad bellísima. El jefe de la banda no permitió que se le hiciera daño. Era un hombre físicamente imponente, al que por ello apodaban Gran Roble. Garantizó protección a la dama, cuyo nombre era Irene, y anunció que pedirían rescate por ella.

        'Sin embargo, a veces las cosas salen muy mal, y eso fue lo que sucedió en esta historia: Gran Roble se enamoró perdidamente de su cautiva. Dicen que también ella de él, pero yo no lo creo; en cualquier caso,  si estaba enamorada, al menos le habrá hecho creer a Gran Roble que sí lo estaba, quizás para que él la dejase libre o se descuidase, dándole la oportunidad de huir. Empezaron a pasear solos por el bosque. Durante uno de estos paseos, los vio un hombre de la banda. En ese momento, Gran Roble e Irene se estaban besando, y no advirtieron que los observaban; pero cuando volvieron al campamento, pesó sobre ellos el silencio acusatorio del resto de los salteadores. Presintiendo dificultades, Gran Roble alejó un poco a Irene y se enfrentó a sus secuaces. Estos lo acusaron de estar ablandándose y de preferir una hembra cualquiera a la lealtad de sus camaradas. Gran Roble intentó defenderse de esas acusaciones, pero los otros no estaban dispuestos a creerle, a menos que cumpliera con una prueba terrible que le exigían; y él, sombrío, accedió a cumplir con ella.

        'Entonces, Gran Roble llegó hasta Irene, y la arrastró violentamente hacia donde aguardaban los demás. Una vez allí, la arrojó al suelo, y alrededor de la muchacha se arracimaron los secuaces, con sus semblantes deformados por la lascivia y la brutalidad. Cayeron sobre ella como buitres hambrientos sobre la carroña. la vejaron cuanto quisieron, sin conmoverse un ápice ante sus súplicas de clemencia; y suplicando clemencia fue que murió la desdichada Irene, muy maltratada y sin deseos de vivir luego de tal ultraje. Gran Roble lo contempló todo, en apariencia impávido, pero hecho pedazos por dentro. Su reputación estaba a salvo, pero el precio fue condenar a muerte a la mujer que amaba. No pudo soportarlo. El siguiente asalto que planeó fue casi suicida. El botín a obtener era considerable, muy tentador; pero la custodia de la caravana superaba a los salteadores. Sin embargo, los hombres temieron quedar como cobardes si no seguían a Gran Roble. Este, sencillamente, se hizo matar durante el ataque, porque no quería vivir sin Irene y cargando, además, con la culpa de haber causado su muerte. Caído su líder, el coraje abandonó a los salteadores, que fueron presa fácil de la escolta. Ni uno sobrevivió. Murieron suplicando en vano la misma clemencia que la infortunada Irene les había suplicado a ellos, y que ellos no le habían concedido; murieron, en una palabra, en la más patética de las deshonras.
Palabras claves , , , ,
publicado por ekeledudu a las 18:54 · Sin comentarios  ·  Recomendar
 
Más sobre este tema ·  Participar
· CCXX
Comentarios (0) ·  Enviar comentario
Enviar comentario

Nombre:

E-Mail (no será publicado):

Sitio Web (opcional):

Recordar mis datos.
Escriba el código que visualiza en la imagen Escriba el código [Regenerar]:
Formato de texto permitido: <b>Negrita</b>, <i>Cursiva</i>, <u>Subrayado</u>,
<li>· Lista</li>
SOBRE MÍ
FOTO

Eduardo Esteban Ferreyra

Soy un escritor muy ambicioso en lo creativo, y de esa ambición nació EL SEÑOR CABELLOS DE FUEGO, novela fantástica en tres volúmenes bastante original, aunque no necesariamente bien escrita; eso deben decidirlo los lectores. El presente es el segundo volumen; al primero podrán acceder en el enlace EL SEÑOR CABELLOS DE FUEGO I: INICIO. Quedan invitados a sufrir esta singular ofensa a la literatura

» Ver perfil

CALENDARIO
Ver mes anterior Mayo 2024 Ver mes siguiente
DOLUMAMIJUVISA
1234
567891011
12131415161718
19202122232425
262728293031
BUSCADOR
Blog   Web
TÓPICOS
» General (270)
NUBE DE TAGS  [?]
SECCIONES
» Inicio
ENLACES
» EL SEÑOR CABELLOS DE FUEGO I: INICIO
FULLServices Network | Blog gratis | Privacidad