V
-¡Pero mira qué porquería de tiempo!... ¡Ponerse a nevar de un momento a otro!-exclamó Balduino a las riendas de la carreta, con indignación más bien insincera, cuando los primeros copos empezaron a caer faltando poco para llegar a Vindborg.
-Lo bueno: hoy no trabajaremos. Lo malo: tampoco podremos ir de pesca, a cabalgar ni a hacer nada divertido-gruñó Anders desde lo alto de Slav-. Quedarnos adentro mirándonos las caras es mortalmente aburrido. Con una chica al lado de uno sería otro cantar... Lástima que mi futuro suegro, hasta que me case con su hija (y eso si finalmente da el visto bueno), la tendrá encerrada en una torre de marfil, y en este momento no creo que me convenga atraerme una vez más sus iras.
-Ya verás que el gran bobo termina cediendo, Anders. El remate de tu discurso estuvo sensacional de veras. le diste a entender que si fuera por ti, habrías sido capaz de enfrentarte tú solo a medio castillo y birlarle a Lyngheid ante sus propios ojos; pero que no lo hiciste en consideración a ella, para que no sufra por las querellas entre ambos. Como también fue genial eso de imponerle un plazo para decidirse, pretextando que tienes otros posibles partidos en vista.
-Pues a mí eso me pareció demasiada estrategia, táctica o como quieras llamarlo-objetó perversamente Hansi-. Nadie creerá que todas esas mujeres quieren casarse con Anders.
-Mocoso de porquería, ¿qué estás diciendo?-protestó Anders.
-¡Claro!, si ya tienes suerte de haber encontrado una.
-¿Que tengo sue...? Hansi, ¡te voy a estrangular!... ¡Para que sepas, las chicas me creen guapo!
Hansi se echó a reír.
-Por algo no aclaras qué chicas. Estarían todas ciegas, o locas-dijo, y rió todavía con más ganas.
-Yo a este enano lo mato... Mira cómo se divierte a mis expensas-gruñó Anders, aunque él mismo sonreía.
-Durante mucho tiempo Kurt, que es más guapo que tú, no tuvo novia. Hildi fue la primera y será la última-arguyó Hansi, recobrando una seriedad quizás no enteramente auténtica.
-¿Kurt... más guapo que yo?
-Tarian, que también es más apuesto que tú, no tiene novia...
Anders miró al mentado, quien sentado en la caja de la carreta componía una pose de artificial fatuidad, aunque en contraste su rostro se puso más rojo que una manzana madura.
-...y Thorstein bola-de-resina-de-abedul primero no tuvo ninguna, luego tuvo a Helga, coqueteó con Gudrun que lo mandó de paseo, y cuando Helga se enteró lo mandó de paseo también, aunque parece que ahora lo va a perdonar.
-Si el viaje llegaba a durar una hora más, Hansi, por ti nos enterábamos de todas las intimidades de tus vecinos-observó Balduino, aunque debía reconocer que la duplicidad amorosa de Thorstein el Joven nada tenía de íntima: al parecer, el escándalo se recordaría por muchos años aún entre la gente de Freyrstrand.
-Pues menos mal que no durará tanto-suspiró Anders-. Nunca mi ego sufrió tanto maltrato. Si seguíamos así, iba a resultar que hasta Oivind y Hrumwald eran más guapos que yo.
-Y otra cosa-añadió Hansi, temible-: ¿creeis de verdad que Einar se tragará que un piojoso como Anders es de sangre noble?...
-Balduino, haz que se calle, por favor-suplicó el atribulado Anders-. Lo que más odio de este sabandija es su rotunda sinceridad. le falta sólo decirme que tengo aspecto de palurdo en toda regla.
-¡Si trataste de mostrarme de dónde eras, y no fuiste capaz de encontrar Onfahlster en el mapa ni revisándolo cinco veces!...-se justificó Hansi-. ¿Y tratas de hacer creer a Einar que vienes de un lugar famoso? ¡Me parece que eso también fue demasiada estrategia, táctica o...!
-Amo de mis silencios, esclavo de mis palabras...-refunfuñó Balduino-. Termina con eso, Hansi. De acuerdo, mentimos; pero mentimos a un enemigo, de modo que realmente fue una estrategia para vencer. Ahora que admití la mentira, ya deja, por favor, de fustigarme sin piedad y encima haciéndote el inocente. De sobra y sin necesidad de aclarártelo sabías que tenías razón, que eran mentiras.
Hansi asintió, satisfecho.
-Y en cuanto a lo otro, a que Anders es bien parecido, etcétera, pues...-añadió maliciosamente Balduino-...Asno como es Einar, lo creerá sin dudar.
-¡¡¡Balduino!!!-exclamó Anders, con indignada consternación.
-A Wjoland no le gustó-recordó Hansi, vacilante.
-Dije que Einar, porque es asno; no una chica inteligente como Wjoland-precisó Balduino, perversamente.
-Oh, cállate, ¡quién precisa enemigos, teniendo amigos como tú!...-cortó Anders-. No hagas caso, Hansi. Lo que ocurre es que hay excepciones para todo.
-Hablando en serio, Hansi-dijo Balduino-, Anders tiene en general mucho éxito con las mujeres. Y ante Einar, él dijo que Onfahlster es un pequeño feudo. Normalmente, sólo las grandes baronías aparecen en los mapas, no los feudos vasallos de vasallos; si bien, los favoritos y protegidos del rey, por poco importantes que sean sus dominios, suelen ser tenidos en cuenta por los cartógrafos. Einar no se molestará en buscar en un mapa lo que en realidad es una aldea diminuta y no el modesto señorío que le hicimos creer. Y hasta los nobles más llenos de deudas y propietarios de casas solariegas que se caen a pedazos tienen unos humos descomunales; de modo que Anders pasará perfectamente por uno de ellos. Todavía más importante es que Einar querrá creer que el único pretendiente de Lyngheid tiene sus méritos nobiliariamente hablando, pese a ser escudero del Cara de Bosta Colada, es decir, yo. A Einar le conviene más un yerno de segunda mano que ninguno...
-¡De segunda mano!... -gruñó Anders-.¡Gracias!... ¡Hoy vamos de cumplido en cumplido!
-...así que no se tomará la molestia de indagar demasiado. Ha visto a Anders apuesto y hábil en combate, puesto que venció cómodamente a su querido Thorkill. Hoy también tiene motivos para creerlo orgulloso, valiente, buen hijo deseoso de obedecer a su padre y en la medida de lo posible, partidario de la paz con un potencial suegro, aunque un arrebato de amor lo tiente a hacer locuras. Hemos hecho un buen papel ante Einar.
-¿Sí?...-preguntó Hansi, con sonrisa traviesa-. Poc-poc-poc...
-¡Humpf!...Bueno, Anders hizo un buen papel, ¿te gusta más así?... Yo hice el ridículo, gracias por recordármelo, pero fue un regalo para congraciarme con ese malvado, que después de todo tiene tanto derecho como cualquier otra persona a ser feliz, y que no lo es si alrededor de él están todos contentos. Aquí lo que importa es que Anders ha hecho una espléndida figura ante ese bufón, aunque al menos la mitad de esa espléndida figura sea puro aspaviento y cosa de risa.
Anders, quien se había afirmado vanidosamente sobre la montura ante la previa enumeración de cualidades de las que, según Balduino, había hecho gala ante Einar, pareció ahora desinflarse.
-Cosa de risa...-repitió en un gruñido-. Claro... Así el yerno hace juego con el bufón de su suegro...
-Anders, lo que quise decir...
-Mejor no sigas, por favor... Hoy tú y Hansi parecéis enviados contra mí por el más feroz enemigo imaginable, y hasta debo suspirar de alivio que el tercero que viaja en esa carreta esté imposibilitado de hablar.
Habían llegado a Vindsborg, con la nevisca inicial convertida progresivamente en una auténtica borrasca, una implacable tormenta de nieve.
-Me estoy congelando-se quejó Anders-. Encerremos a los caballos y volemos adentro.
-Encierra a Slav, pero yo desengancharé la carreta y no tendré más remedio que ir a ver a Gudrun para cerciorarme de que se encuentre bien.
Anders quedó boquiabierto durante una mínima fracción de segundo, antes de que la réplica, burlona y vengativa, le saliera desde lo más hondo de su alma sin que él hiciese siquiera el más mínimo intento de reprimirla:
-Ay... ¿Lo habéis oído?: no le queda más remedio, pobrecito...
-Muy gracioso. Lo que yo quiero decir...
-¡Dios todopoderoso!-gritó Anders en tono plañidero, juntando sus manos y cayendo abruptamente de rodillas, en gesto de teatral súplica a los Cielos-. ¡Apiadaos, Señor, de la miseria de éste cuestro descreído y pelirrojo hijo, condenado a ir a ver a su novia para pasar con ella una romántica velada que culminará con ambos cogiendo como bestias junto al fuego de la chimenea!
-¡Anders! ¡Que está Hansi presente!
-¿Y qué? ¡Dijiste frente a él una zoncera como para derretirle el cerebro, y eso, creo, no te preocupó!
-¿Por qué no te vas a cagar?-exclamó Balduino, tratando de ignorar que Hansi cantaba cierta canción marinera subida de tono, inspirándose sin duda en las actividades próximas a la chimenea descriptas por Anders-. Por supuesto que me alegra estar con Gudrun; pero creo que ni ella me motivaría a salir bajo semejante tormenta, si no fuera que temo por ella.
Hansi dejó de cantar y miró a Balduino de una forma que a éste gustó poco. Tal mirada era harto típica, y significaba que iba a decir algo que iba a gustar menos aún que la mirada que la precedía.
-Y todo eso que estás diciendo ahora, señor Cabellos de Fuego... ¿son mentiras, o estrategias, eh?
Balduino, tras desenganchar la carreta, había montado sobre Svartwulk.
-Quién hubiera dicho, mocoso desfachatado, que un humilde hijo de pescador podría reunir tantas condiciones para llegar a ser un poderoso príncipe en la jerarquía feudal del Reino-dijo, irónico-. Ya conoces y practicas la regla de oro de todo aspirante a tal: unirte a todo el mundo y traicionar a todo el mundo según las conveniencias del momento, hacer de los enemigos de hoy los aliados de mañana y viceversa...
Y partió entre comentarios burlones de Hansi y Anders, a cuyas sonrisas se sumaba la de Tarian.
